6 de febrero de 2010

Flor a flor fueron contándome el secreto.

Tic, tac, tic, tac.
Son las once y veintiséis. Se está atrasando veintiséis minutos. Por mucho que le gustase ese número esta vez Juan tendría que darme una escusa de campeonato. Miré otra vez el reloj. Miré hacia la ventana. Nada. Estaba cojiendo el bolso cuando de repente noté como alguién me paraba la mano. En ese momento empezaba a sonar una cancion de Pereza, Amelie. Como me encantaba esa canción. ¿Sería porque nos llamamos igual? Me di la vuelta y allí estaba. Tenía un aire descuidado, pero como solo él sabía llevarlo.
Se me olvidaron las palabras, el beso que Juan posó en mis labios me robó las palabras. Aunque no hacían falta ni siquiera explicaciones. El ramo de orquideas, se chivó. Flor a flor fueron contándome el secreto.
-Siento el retraso, encontrar un ramo de orquídeas a las diez y veintiséis, no es fácil.
¿Como puede ser tan atento?...

5 comentarios:

  1. ¡Pero ha llegado tarde y encima no ha previsto conseguir el ramo antes!
    Qué diría de él Conejo Blanco...

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  2. Oh... Un relato precioso. Tienes una sensibilidad exquisita.

    Besitos, princesita.

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  3. ¿Preferís las flores a la puntualidad? Jajaja, creo que solo bajo el filtro del amor. :P

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  4. Me encantaría que alguien me regalara un ramo de flores.
    ¡Un beso enorme!

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  5. Precioso!
    Con ese gesto.. ni explicaciones se piden jeje
    besitos! ^^

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